Hoy se cumplen 52 años del ¨ajusticiamiento¨ del sátrapa Rafael Leónidas Trujillo, (30 de mayo del 1961). Terminó la represión sangrienta, pero seguimos anhelando democracia.
Basta con leer un periódico, mirar la TV, escuchar la radio, interactuar en las redes sociales, o simplemente salir a las calles y oír el sentir de la gente para darnos cuenta que en República Dominicana seguimos en una dictadura, donde se vulneran nuestros derechos, la justicia está al servicio de los que tienen poder, sólo existe impunidad y tenemos amordazado hasta el pensamiento. Eso es democracia?. Sin orden, libertad, seguridad y justicia no es posible la democracia.
La delincuencia hoy cobra más vidas que en la tiranía del nefasto Trujillo, y tal parece que esos muertos no les duelen a nadie. Los asesinos son igual o más crueles y despiadadas que los esbirros del régimen de los 30 años. Matan por un celular, unos zapatos, 100 pesos, o por el precio que alguien ponga a tu cabeza al contratar un sicario.
No queremos otro JEFE para poder salir a las calles sin temor, abrir las puertas y ventanas de nuestros hogares sin preocuparnos de que un ladrón nos mate y hurte nuestras pertenencias. Necesitamos alguien que imponga el ORDEN y exija el cumplimiento de las LEYES. Es mucho pedir?.
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