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La ética toca aspectos morales y es una especie de sello distintivo, compendio de convicciones y valores para el ejercicio profesional o comportamiento social. En la práctica cotidiana de la comunicación audiovisual es conveniente distinguir, dentro del enfoque ético, qué es analizar y qué es comentar, porque frecuentemente hay confusión cuando se desmenuza o segmenta un todo para conocerlo más a fondo, y luego se emite un juicio.
La gran prensa reproduce con evidencia palmaria las artes de la manipulación más burda, los conflictos de intereses, la preponderancia de lo económico, la politiquería y una sarta de situaciones calamitosas que dimensionan la crisis de los valores y la ausencia de ética en la comunicación.
El análisis es un componente básico del periodismo de investigación, y la responsabilidad de un verdadero periodista es servir a la verdad sin pensar en los riesgos que esto implique para descubrir lo oculto y conocer la totalidad del fenómeno, también debe respetar al público y buscar la objetividad.
Siempre se ha presumido que la verdadera comunicación social es a favor del desarrollo, del interés colectivo, la orientación correcta, la educación y la formación, más que la información en esta era del conocimiento, cuando el saber es una posesión muy apreciada como fuente de poder.
El periodista tiene una gran responsabilidad en la búsqueda y promoción de la verdad por los métodos del razonamiento lógico, la gran prensa como empresa, los comunicadores denominados "líderes de opinión", comparten la responsabilidad de dotar del componente ético al instrumento de desarrollo que es la auténtica comunicación de masas.
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